Una prisionera en la segunda guerra mundial, dejo en un trozo de papel escrito: “Señor, no te acuerdes solamente de los hombres y mujeres de buena voluntad, sino también de los de mala voluntad. Pero no te acuerdes de todo el sufrimiento que nos han infligido; acuérdate de los frutos producidos en nosotros, gracias a ese sufrimiento: nuestra confraternidad, nuestra lealtad, nuestra humildad, nuestro valor, nuestra generosidad, la magnanimidad que broto de nuestro corazón a raíz de todo esto. Y cuando les llegue la hora del juicio, todos los frutos que dimos sean su perdón”.
Espero que muchos políticos, de hoy, ¿leyeran esta nota? Y reflexionen, para que no tengamos, nunca mas, que encontrarnos ningún trozo de papel, olvidado, reflejando en el tanto cariño, tanto amor, ausencia total de odio y una gran dosis de perdón, a quien tanto daño le han hecho.
No creo que sea necesario recordar, los millares de familias, madres, padres, y abuelos; que por errores de los políticos, por fanatismo, y por mirar para otro lado; por culpa de personas sin escrúpulos, mujeres como esta pasan hambre en silencio y dejan su huella, en cualquier zona de su destrozado hogar. ¿Cuándo nos daremos cuenta?
Málaga 02 Julio del 2012
Antonio Hurtado Moya