Pretendo reflexionar
sobre la grave situación y la violencia
que vivimos en Andalucía, para tratar de extraer algunas pautas de actuaciones
políticas que a los andaluces nos impiden vivir en paz.
La desesperación y violencia afecta a toda la vida social
andaluza. La economía está sufriendo una gravísima situación, la dignidad, la
moral y las familias han caído de una forma espectacular. El nivel de
inversiones, carece de movimiento, lo que imposibilita la necesaria
reorientación industrial, llevando al cierre todas clases de negocios empresas
e industrias.
La política se ve
también perturbada por la presencia de factores ajenos a la convivencia
democrática, y la propia vida cotidiana del andaluz se desenvuelve en un clima
enfermizo en el que es imposible sustraerse de los efectos directos o
indirectos de la gravísima situación producida por el paro, y de una evidente
crisis social y de valores.
Hacer un estudio que se
limite al análisis de las manifestaciones y no entre a considerar las causas de
la violencia puede llevarnos a conclusiones y a soluciones erróneas. Por ello
en un proyecto y un programa de Centro, hay que estudiar a fondo y tener
algunas consideraciones sobre la propia violencia en Andalucía, para trazar los
límites de este proceso.
Para ello hay que
elegir un lenguaje directo y sencillo, sacrificando el rigor académico en aras
de atajar razonamiento y alcanzar conclusiones prácticas. La oferta electoral
del Centro Democrático, debe de presentar una línea de pensamientos y de
definiciones programáticas que faciliten
el consenso y el pacto político entre todos los grupos de Centro, para superar
los principales problemas de la Sociedad Andaluza.
A ello ayudara la
juventud y el vigor de todos los grupos de Centro, su espiritad progresista,
humano, sin radicalismos democráticos, con una fuerte sensibilidad Social y su
profundo inquietud de servicio y humanismo.
Málaga 27 de enero del
2014