Trato
de dar respuesta a la cuestión de qué ocurriera en esta sociedad con bajos índices de natalidad, y con claro envejecimiento, de la población, se junta con
una inmigración incontrolada. Yo creo que Europa, dada su debilidad, tendrá que
jugar, en el futuro, un papel en los
asuntos más serio que estamos padeciendo.
España no se escapa de su análisis y deja constancia de su fracaso en estas y
en tantas otras relaciones con Europa.
El
contexto sociocultural que estamos viviendo, es motivo para reflexionar sobre
las singularidades que aquejan a Andalucía y que no comparte con ninguna otra autonomía
de España, lo que hace de su situación
algo particularmente grave. En Andalucía,
después de bastantes años de aprobarse una constitución democrática, el modelo
de estado sigue sin cerrase, lo que se ha traducido en una dinámica de
descomposición. De la democracia y las libertades. En un arrebato de
originalidad se puso en práctica un modelo excepcional en el constitucionalismo
comparado.
El
"estado de las autonomías". Su materialización ha consistido en ir
desposeyendo, paulatinamente y sin pausa, al Estado de sus competencias,
creando a la vez fronteras interiores basadas en exclusivismos artificiales y
en diferentes niveles de bienestar. Hasta el extremo que hoy no tenemos Estado,
ni en Andalucía ni en España, pero si estamos divididos y controlados por
gobiernos totalitarios y corruptos. En su mayoría, que han llevado a un
endeudamiento, jamás pensado, permitido por un gobierno sectario y con ninguna
capacidad para gobernar, mutilando a la justicia y a muchas instituciones del
Estado.
España es el único país de Europa con un
terrorismo propio, de carácter secesionista, donde sus miembros y simpatizantes
están en las instituciones del estado y reciben ayuda de los presupuestos
públicos. Gracias al apoyo recibido del propio Gobierno y de la mayoría de los Diputados del
Congreso, que cuando no les interesa miran para otro lado, sabiendo el daño que
le están haciendo a la libertad y democracia Española.
En España, se relativiza, o se niega el
concepto de nación, impulsado por grupos minoritarios, de política que permite a
las minorías independentistas resortes políticos que cualquier estado con un
mínimo sentido de la supervivencia no osaría considerar, ni tan siquiera en tono
de broma.
Y,
sobre todo, existe un hecho de enorme importancia social: el pueblo andaluz y español
cree que vive en una democracia consolidada. Las "élites" políticas
españolas trasmitieron al pueblo que se había terminado con éxito la
"transición política" y que todos se habían convertido en
"demócratas de toda la vida". Se había conseguido un hecho
espectacular, lo que otras naciones habían tardado siglos en alcanzar, España
lo había conseguido en una década prodigiosa.
Se instaló en la opinión pública la certeza
que era madura y estaba bien informada, que había una clase política experta y
con sentido de estado, que funcionaba la separación de poderes y actuaba como
la fortaleza de la democracia, dado el vigor y prestigio de sus instituciones.
Todo era una falacia. Todo lo contrario, los Gobierno Socialista, como los
Gobiernos del PP, han convertido la
democracia, en una dictadura selectiva, permitiendo a los Nacionalistas, chupar
la sangre a los Españoles, montar sus propios chiringuitos, recolocar a sus amigos
y fieles servidores, a costas del hundimiento y del desprestigio de España , llevándonos a que más de cinco millones de
parados estén sus familias pasando hambre y necesidades; necesidades que
gracias a Caritas, la Iglesia Católica, que tanto rechazan y tratan de
desprestigiar; está cubriendo con mucho esfuerzo, pero con mucho patriotismo y
respeto al ser humano, sin discriminaciones de razas ni religiones.
Un
largo periodo de crecimiento económico y bienestar material enmascaró durante
años, pero todo se acabó. El fin de los sueños se produjo el 11 de marzo de
2004. Un ataque, de acción terrorista,
iba a poner de manifiesto la enfermedad terminal que aquejaría a España. La
sociedad lo encajó como un "atentado", un hecho al que estaba
acostumbrada por las innumerables acciones de ETA y. Empieza con el estupor e
indignación, sigue con las condenas, las manos blancas a continuación y,
después, el olvido.
Pero
esta vez, el ataque era de carácter "apocalíptico", no era
"selectivo" como los anteriores. Tenía un objetivo claro, destruir
España como actor estratégico. Los casi doscientos muertos y los cientos de
heridos, efecto material del ataque, sólo eran el catalizador para alcanzar los
efectos estratégicos, los terroristas habían finalizado su trabajo. Los
creadores de opinión pública y la puesta en práctica de una política diferente
se encargarían de materializar esos efectos.
El pueblo español se encogió. No había sido
casual que España fuese elegida como blanco. La debilidad de sus instituciones
y la vulnerabilidad de su opinión pública, la hacían pieza adecuada para
asestar un duro golpe al mundo occidental, suprimiendo a uno de sus
peones. A partir del 11 de marzo de
2004, España desapareció como actor estratégico y se volvió hacia sí misma, Una
ola de "patetismo" invadió el país. La fabricación de
"diferencias" entre regiones se acentuó, "la España
plural", a la vez que la Constitución se adaptaba convenientemente a las circunstancias.
Y caprichos de la nueva política de la izquierda.
Se apeló a la "memoria histórica",
como si de la Guerra Civil al posmodernismo de principios del siglo XXI no
hubiese ocurrido nada, y se articuló una política de "ampliación de
derechos" que no era más que ingeniería social... Hoy se conoce dicha
verdad, pero poco se sabe de quien ordenó el ataque y a quien benefició en el
ámbito internacional. La opinión pública, dirigida por su clase política y por
los medios de comunicación. Participaron a que unos pocos, ambiciosos de poder,
ocultaran la verdad y nos llevaran a la ruina que hoy vivimos, error que
estamos pagando caro los Españoles.
Europa
está enferma. El bajo nivel de natalidad y una inmigración descontrolada, es un
cóctel letal para el ser europeo y para cualquier sociedad. España sufre esa
enfermedad y, además, su propia deriva centrífuga, que puede acelerarse al
ampliarse las desigualdades sociales por la crisis económica. El Gobierno
empeñado en terminar por dividir y destruir la España que conseguimos con la
transición, no reconoce su fracaso, y todos nos preguntamos: ¿Qué desea hacer?
el pueblo, que está indignado hasta el extremo de regresar a tiempos que todos
tratamos de olvidar.
La
sociedad está enferma, y su mediocre, clases políticas, son incapaces de
encontrar el tratamiento adecuado ya que, sin excepciones, se embarca en una
huida hacia delante, y evitando las referencias éticas. La clase política,
culpan a Zapatero, culpan a la izquierda, pero yo, los culpo a todos, nadie
hace nada, todos miramos a otro lado, mientras los terroristas y separatistas,
ganan terreno que será muy difícil, quitar, por una razón muy sencilla, quien
lo puede hacer es la Justicia, y está politizada,
y no tiene poder de decisión. Vamos que no la respetan ni las fuerzas del
orden, porque las decisiones las toman los políticos, han perdido su
independencia, han perdido su poder.
Si
no se reacciona, todo hace indicar que tendremos que empezar una segunda
transición y los ciudadanos exigir un nuevo talante político, en la clase
política de España. Por eso estamos proponiendo a un Partido Político con
sangre nueva y con un proyecto moderno,” Cs” somos muchos Partidos de Centro
que unidos con esta siglas, pueden darle un vuelco a esta España herida y
dañada, por la clase política, sectaria y partidistas, que se han aprovechado
de las flaquezas del gobierno del PP, para llenar sus arcas y apropiarse de lo
que es de todos los Españoles. De la decisión de la sociedad española depende
que España recupere su sito en Europa.
Málaga 17 de Mayo del 2015
Antonio
Hurtado Moya