Me hace muchísima gracia oír
a todos esos progres de salón (los mismos que se jactan a todas horas y
permanentemente de ser de izquierdas pero viven arropados por la Visa Oro y el
abogado de papá) repudian sistemáticamente y por costumbre todo aquello
que les huela o tenga relación alguna con actos o liturgias derivadas de la
religión cristiana
En los últimos tiempos,
parece de lo más chic entre los titiriteros del sistema de izquierdas, tildar
todo lo relacionado con el catolicismo de arcaico, anticuado, caduco y, en algunos
casos si me apuran, hasta mojigato. Reconocer nuestra cristiandad, hoy por hoy,
parece que no viste. Expresar
públicamente nuestra fe católica, no está de moda Paralelamente, resulta de lo
más curioso que, esos mismos que señalan sin pudor y con las mismas ansias de
revancha con la que los anarquistas del 36 saqueaban conventos y todo aquello
que les huele a catolicismo, lo señalaban
por falso y caduco.
Lo que hace Wyoming desde su programa, bombardear constantemente
todo lo que huela a Iglesia Católica? ¿Lo hacen las plumas más progres del
sistema, utilizando la prensa y los medios de comunicación. Y es que hemos
llegado a un punto que hoy en día, si vas a misa eres un retrógrado y poco
menos que un lelo y un pasado de moda, pero en cambio, si asistes a sesiones de
cábala o abrazas el rito budista, estás en otra onda.
¿Pero qué soplapollez es esta? ¿De verdad no
se dan cuenta que España, por historia, cultura y tradición, le pese a quien le
pese, es un país católico? Hace poco menos de dos años, el gobierno socialista,
tan laico e impoluto como la corte de sus mediáticos titiriteros, se propuso
aniquilar de un plumazo la aportación nacional de los ciudadanos a la Iglesia
desde la Declaración de la Renta (eso sí, se sigue financiando hasta cotas
insospechadas los cortos cinematográficos y las obras más soporíferas de los
palmeros del "no a la guerra").
Ya lo dijo el reputado estadista italiano Giuseppe Mazzini, hace algo más de un
siglo: "Aquel que puede negar a Dios ante una noche estrellada, ante la
sepultura de sus seres más queridos, ante el martirio, o es un gran infeliz o
se trata de un gran culpable". En el caso de los correveidiles de la
politizada y modernísima España laica, casi que en el todo o nada, lo apuesto
todo a la segunda causa. Nación sin fe, nación sin rumbo. La Sociedad será responsable
de lo que ocurra. Que el Señor les acoja a todos bajo su
infinito manto.
Málaga 22 de Junio del 2015
Antonio Hurtado Moya