Trato
de dar respuesta a la cuestión de qué ocurriera en esta sociedad cuando los bajos índices de natalidad, y envejecimiento,
de la población se junta con una inmigración incontrolada. Yo creo que Europa,
dada su debilidad, tendrá que jugar, en el futuro, un papel en los asuntos mundiales, más serio.
España no se escapa de su análisis y deja constancia de su fracaso en las
relaciones con Europa.
El
contexto sociocultural que estamos viviendo, es motivo para reflexionar sobre
las singularidades que aquejan a España y que no comparte con ningún país de
Europa, lo que hace de su situación algo
particularmente grave.
En España, después de más de treinta años de
aprobarse una constitución democrática, el modelo de estado sigue sin cerrase,
lo que se ha traducido en una dinámica de descomposición. De la democracia y
las libertades. En un arrebato de originalidad se puso en práctica un modelo
excepcional en el constitucionalismo comparado: y se inventó el "estado de
las autonomías". Su materialización ha consistido en ir desposeyendo,
paulatinamente y sin pausa, al Estado de sus competencias, creando a la vez
fronteras interiores basadas en exclusivismos artificiales y en diferentes
niveles de bienestar. Hasta el extremo que hoy no tenemos Estado, pero si
estamos divididos y controlados por gobiernos totalitarios y corruptos.
España es el único país de Europa con un
terrorismo propio, de carácter secesionista, donde sus miembros y simpatizantes
están en las instituciones del estado y reciben ayuda de los presupuestos
públicos.
En España, se relativiza, o se niega el
concepto de nación, impulsado por grupos minoritarios, de política que permite a
las minorías independentistas resortes políticos que cualquier estado con un
mínimo sentido de la supervivencia no osaría considerar, ni tan siquiera en
tono de broma, su transferencia a las regiones. Ejemplo: la educación, la
Justicia, y la Sanidad.
Y,
sobre todo, existe un hecho de enorme importancia social: el pueblo español
cree que vive en una democracia consolidada. Las "élites" políticas
españolas trasmitieron al pueblo que se había terminado con éxito la
"transición política" y que todos se habían convertido en
"demócratas de toda la vida". Se había conseguido un hecho
espectacular, lo que otras naciones habían tardado siglos en alcanzar, España
lo había conseguido en una década prodigiosa. Se instaló en la opinión pública
la certeza que era madura y estaba bien informada, que había una clase política
experta y con sentido de estado, que funcionaba la separación de poderes y
actuaba como la fortaleza de la democracia, dado el vigor y prestigio de sus
instituciones. Todo era una falacia, la derecha como la izquierda, pactaron
para quitar de en medio a Don Adolfo Suarez para organizar sus chiringuitos y
hacerse del poder, explotando y
utilizando a la sociedad, al pueblo llano y confiado.
Un
largo periodo de crecimiento económico y bienestar material enmascaró durante
años y corroía el cuerpo nacional. El fin de los sueños se produjo el 11 de
marzo de 2004. Un ataque, de acción
terrorista, iba a poner de manifiesto la enfermedad terminal que aquejaba a
España.
La sociedad lo encajó como un
"atentado", un hecho al que estaba acostumbrada por las innumerables
acciones de ETA y. Empieza con el estupor e indignación, sigue con las
condenas, las manos blancas a continuación y, después, el olvido.
Pero
esta vez, el ataque era de carácter "apocalíptico", no era
"selectivo" como los anteriores. Tenía un objetivo claro, destruir
España como actor estratégico. Los casi doscientos muertos y los cientos de
heridos, efecto material del ataque, sólo eran el catalizador para alcanzar los
efectos estratégicos, los terroristas habían finalizado su trabajo. Los
creadores de opinión pública y la puesta en práctica de una política diferente
se encargarían de materializar esos efectos.
El pueblo español se encogió. No había sido
casual que España fuese elegida como blanco. La debilidad de sus instituciones
y la vulnerabilidad de su opinión pública, la hacían pieza adecuada para
asestar un duro golpe al mundo occidental, suprimiendo a uno de sus peones.
A
partir del 11 de marzo de 2004, España desapareció como actor estratégico y se
volvió hacia sí misma, Una ola de "patetismo" invadió el país. La
fabricación de "diferencias" entre regiones se acentuó, "la
España plural", a la vez que la Constitución se adaptaba convenientemente
a las circunstancias. Se apeló a la "memoria histórica", como si de
la Guerra Civil al posmodernismo de principios del siglo XXI no hubiese
ocurrido nada, y se articuló una política de "ampliación de derechos"
que no era más que ingeniería social.
Hoy se conoce dicha verdad, pero poco se sabe
de quien ordenó el ataque y a quien benefició en el ámbito internacional. La
opinión pública, dirigida por su clase política y por los medios de
comunicación. Europa está enferma. El
bajo nivel de natalidad y una inmigración descontrolada, es un cóctel letal
para el ser europeo y para cualquier sociedad. España sufre esa enfermedad y,
además, su propia deriva centrífuga, que puede acelerarse al ampliarse las
desigualdades sociales por la crisis económica. Su sociedad está enferma y su
mediocre clase política es incapaz de encontrar el tratamiento adecuado ya que,
sin excepciones, se embarca en una huida hacia delante, y evitando las
referencias éticas.
Si
no se reacciona, todo hace indicar que tendremos que empezar una segunda
transición y los ciudadanos exigir un nuevo talante político, en la clase
política de España. Por eso estamos proponiendo a un Partido Político con
sangre nueva y con un proyecto moderno, Cs, es una fuerza política de Centro,
como la que barrieron, la Izquierda y la derecha en su día, porque le estorbaba
para sus planes, dirigida por nuestro inolvidable Don Adolfo Suarez, hoy Cs,
presidida y dirigida democráticamente por Albert Rivera, podemos conseguir los
pactos y los acuerdos necesarios para que España recupere el camino empezado
con la primera transición llevada a cabo con la unión y el consenso de todas
las fuerzas políticas, Cs, conseguirá iluminar a las mentes pensantes para
conseguir la paz y la armonía, en una España unida, fuerte, en libertad y con
un gran futuro y progreso para todos.
Málaga
6 de agosto del 2015
Antonio
Hurtado Moya