YA SOY VIEJO

Dedicado a mi querido amigo Antonio Valenzuela Garcia, para que no olvide que sus muchos años de profesional, no han sido en balde, con sus ratos felices y de dolor, siempre hay que dar garcia a Dios.

Para que mi buen amigo disfrute de estos reales pensamientos. El otro día una persona joven me pregunto que sentía ser viejo; me sorprendió mucho, ya que no me considero viejo, un poco mayor si. Pero lo que el joven ignora es que, “Hacerse viejo, es un regalo de Dios”. Yo soy ahora, probablemente por primera vez en mi vida, la persona que siempre quise ser.

Algunas veces me desespero de mi cuerpo, por las arrugas, las canas y la calvicie; y a menudo me sorprendo de la persona mayor que vive en mi espejo. Pero no me preocupo de estas cosas por mucho tiempo. No cambiaria mis sorprendentes amigos ni mi maravillosa vida, por menos canas y un cuerpo musculoso. Al envejecer, me he vuelto amable conmigo y menos crítico de mí. Me he convertido en mi mejor amigo.

Estoy en mi derecho de ser un poco desordenado extravagante pero no lo consigo, el orden, la puntualidad siempre he sido un fanático y nada me hará cambiar. He visto a muchos amigos y amigas irse de este mundo muy pronto, un hermano en plena juventud; los pobres se marcharon antes de que entendieran la libertad que viene con hacerse viejo.

¿A quien le interesa si escojo leer o relacionarme a través del portátil con otras personas de distinto seso y color hasta la cuatro de la mañana y luego dormir hasta el medio día? Y si deseo en ese momento llamar algún amor perdido. ¡Lo hare!

Caminare por la playa sin traje de baño, a pesar de las miradas de compasión de los que están en bikini. Ellos también se harán viejos, si tienen suerte. Sé que algunas veces soy olvidadizo. Pero me acuerdo de las cosas importantes. De los amigos de verdad y amigas que han dejado huella en mi vida, de detalles y de la buenas acciones de personas nobles con buen corazón. A través de los años mi corazón se ha roto ¿Cómo no puede romperse el corazón cuando pierdes a alguien querido, o cuando ves sufrir a un niño o cuando tu mascota se muere?

Pero el corazón roto es lo que nos da la fuerza, entendimiento y compasión. Un corazón que nunca se ha roto, nunca sabrá de la felicidad de ser imperfecto. Soy bendito por haber vivido lo suficiente para que mis cabellos se vuelvan grises; y conservar la sonrisa de mi juventud. Son tantos los que no se han reído y son tantos los que han muerto, antes de que sus cabellos se volvieran plateados.

Puedo decir “NO” y querer decirlo. Puedo decir “SI” y querer decirlo. Cuando vas envejeciendo, es más fácil ser positivo. Te preocupas menos de lo que las otras personas puedan pensar. Hasta me he ganado el derecho de en algunas ocasiones estar equivocado. Me gusta ser viejo, porque me ha dado ¡Libertad! Me gusta ser la persona en la que me he convertido. No voy a vivir para siempre, pero mientras este aquí, no perderé el tiempo en lamentaciones, de lo que pude ser, o preocuparme de lo que será. Amar sencillamente. Amar generosamente. Hablar amablemente. Y el resto. . . . . dejárselo a Dios. ¡Sonríe cada mañana porque Dios se ha despertado antes que tu y ha colgado el sol en tus ventanas!

Málaga 25 de octubre del 2012

Antonio Hurtado Moya