Cuando el pensamiento es
victima del odio, la envidia, los celos, la malevolencia y la ira, las personas
viven en su propio campo de concentración psicológico. El pensamiento de odio,
curiosamente, nos tiene cerrados en un círculo, nos ata a las personas que
odiamos, a los recuerdos, sufrimos por ello; cuando hay cosas realmente
esenciales por las que padecer.
Es un mal negocio; el odio
en si mismo, es corrosivo psíquicamente, y el sufrimiento que experimentamos
debido a los recuerdos o a las personas que odiamos. Representa un considerable
avance por la senda hacia la paz interior y superar el odio, perdonar las
ofensas y las heridas, tender puentes de reconciliación y no quedarse prendidos
en el afán de la venganza; que es el mal que estamos padeciendo entre los
Españoles, y sobretodo entre la izquierda y los republicanos nacionalistas. El
odio es causa de muchos trastornos psicológicos, es el ladrón del sosiego,
agita el sistema nervioso como si fuera una venenosa espina clavada en el mismo
corazón, perturbando la visión clara que debemos tener de la situación que
vivimos y que nos lleva a una destrucción de nuestra sociedad y convivencia.
“La mente salva, la mente
mata” ¿Dónde vamos? Persiguiendo reflejos,
persiguiendo quimeras. ¿Adonde llegaremos? Manteniendo estos enfrentamientos
entre Regiones y españoles de distintas zonas de España; cuando nos daremos
cuenta de que solo un milagro, nos permitiría ver que todos los reflejos se han
desvanecido, y la realidad es la que estamos viviendo. “Siempre hay un necio
que puede encontrar otros necios a los que engañar”. Muchas personas nacen
libres, pero viven incluso mueren esclavas por dejar sus vidas en manos de los
desaprensivos o embaucadores.
Málaga 25 de junio del 2013
Antonio Hurtado Moya