Es un tema muy
delicado, y que está utilizando la izquierda como arma rojadiza para salvar y
buscar votos para su lucha por mantenerse en el poder, y. La batalla a favor de la vida desde la concepción
hasta la muerte digna y natural. Eso pasa a un segundo plano. Esto incluye el
cuidado de la madre durante el embarazo, la existencia de leyes que protejan a
la mujer en el post parto, la necesidad de asegurar una adecuada alimentación
de los chicos, como también el brindar una atención sanitaria a lo largo de
toda una vida, el cuidar a nuestros abuelos y no recurrir a la eutanasia. Es
una responsabilidad de la Sociedad, no es exclusivamente del gobierno de turno,
sea de izquierda o de derechas.
Porque tampoco
debe “submatarse” con una insuficiente alimentación o una educación ausente o
deficiente, que son formas de privar de una vida plena. Y es obligación de la
sociedad. Si hay una concepción que respetar, hay una vida que cuidar. Muchos
dicen que la oposición al aborto es una cuestión religiosa. La mujer embarazada no lleva en el vientre un
cepillo de dientes; tampoco un tumor. La ciencia enseña que desde el momento de
la concepción, el nuevo ser tiene todo el código genético. Es impresionante. No
es, entonces, una cuestión religiosa, sino claramente moral con base
científica, porque estamos en presencia de un ser humano.
¿Pero la
graduación moral de la mujer que aborta es la misma que la de quien lo
practica? No hablaría de graduación. Pero sí a mí me da mucha
Lástima, y compasión, en el sentido de la palabra, o sea, compadecerse y acompañar, una mujer que aborta
por vaya uno a saber qué presiones, que aquellos profesionales o no profesionales, que actúan por dinero y
con una frialdad única. No sabria a qué nivel colocarlos. Los políticos de
izquierda están destruyendo la dignidad y la moral de la mujer, con la excusa
de que es la libertad de la mujer la que pretende conseguir, y es una pena que
la mujer persona inteligente se deje engañar.
Y lo más grave
aún, es que en la mayoría de los casos se practica en las clínicas,
clandestinamente el aborto, se las “sacan de encima” inmediatamente por temor a
posibles denuncias y a que aparezca la policía. Las mandan, sin más, a la casa
y, si se desangran, “que se joroben”. Esa frialdad contrasta con los problemas
de conciencia, los remordimientos que, al cabo de unos años, tienen muchas
mujeres que abortaron. Cuando se dan cuenta que lo que han hecho ha sido un
crimen, han matado a su propio hijo, no hay nada más que ver en la situación que
quedan la mayoría de ellas. Hay que escuchar esos dramones, porque saben que
mataron a un hijo.
La Iglesia no se opone a la educación sexual.
Personalmente, creo que aconsejan que debe haberla a lo largo de todo el
crecimiento de los chicos, adaptada a cada etapa. La Iglesia, siempre impartió
educación sexual, aunque acepto que no siempre lo hizo de un modo adecuado. Lo
que pasa es que actualmente muchos de los que levantan las banderas de la educación
sexual la conciben separada de la persona humana.
Y lo hacen
buscando tan solo sus propios intereses y egoístamente llevar a la mujer a su
terreno. Entonces, en vez de contarse con una ley de educación sexual para la
plenitud de la persona, para el amor, se cae en una ley para la genitalidad. No queremos que se degrade a la persona humana,
la mujer es el ser humano más apreciado de la creación, de ella dependen tantas
cosas, es una pena que se consideren tan solo como objetos sexuales, son algo más
importante, son madres como la Virgen María lo fue de Jesús el hijo de Dios. No más crimines a no nacidos y más
ayuda a las mujeres en su hogar. En sus trabajos o en la situación que se
encuentren.
Málaga 15 de
Febrero del 2014