SE ESTA DESVALORIZANDO EL AMOR HUMANO


Hablar del amor a Dios y del amor a los de más es, sin duda, hablar de la esencia de la religión. Estas breves reflexiones mías, no constituyen un tratado sobre la caridad; aunque tratan, de un modo o de otro, de la relación entre el amor a Dios y el amor, al prójimo; dos amores que, en cierto modo, están siendo olvidados y en algunas ocasiones confundidos; constituyen un único querer, una única caridad y, en consecuencia, un único servicio.

Entender correctamente esa unidad contribuye no poco a la comprensión de cómo y porque en la caridad esta la esencia de la moral cristiana, que es la moral de sentirse los hijos de Dios. De hay que en la base de muchas desviaciones doctrinales y practicas que, en esta época trabajosa, parecen ahogar los afanes nobles de muchos, se encuentre una grave incomprensión de lo indisoluble del amor cristiano a Dios y a los hombres. Que aparentemente siendo distinto, es lo mismo; porque Dios esta en cada cosa, en cada persona, en cada momento del día y la noche, en cada cosa que hagamos.

En estas reflexiones mías, tratare de hacer mención de esos errores. Pero  este escrito no se dirige contra quienes sostienen, otra opinión, ni contra nadie. Va para ellos, y sobre todo para quienes, escuchando tantas voces contradictorias, sienten la necesidad de una clarificación, ajena a cualquier retorica, sobre la naturaleza y las exigencias de esa caridad que es plenitud de la vida cristiana.

 Claridad que, más que de una casuística referencia a esas exigencias, vendrá de una mejor compresión de la unidad entre el amor cristiano a Dios y a los demás. Lo que hagamos con amor cristiano, estamos amando a Dios. Colaborar a esa clarificación es lo que e intentado aquí, exponiendo mi humilde opinión basándome en mis pobres conocimientos, reduciendo en lo posible el aparato teológico, y procurando dejar hablar a Dios mismo por medio de la Sagrada Escritura.

No es fácil que el lector encuentre novedades en esta reflexión pequeña, que, más que para ser  simplemente leído, esta escrito para ser meditado en la presencia de Dios. En esta época que estamos pasando en la que ponemos en tela de juicio el amor divino, olvidando que esta presente en todo lo que hacemos desde que nos levantamos asta que nos vamos a dormir, por muy duro que nos resulte, el amor de Dios no nos falta.
Málaga 5 de Febrero del 2014
Antonio Hurtado Moya