Madre Petra reposo en el
cementerio de Motjuich, Barcelona, hasta que sus restos fueron trasladados en
1920 al Real Santuario. En 1936, los desastres de la guerra civil española
sacuden con fuerza, rompen la paz y el bien. Las religiosas deben abandonar el
santuario sin poder salvar apenas nada. En el exilio, camufladas en una “torre”
simulando una familia, les llega la noticia: “Han incendiado el santuario y
quemado los restos de la madre Petra”.
Terminada la guerra regresan a
“su casa” y comprueban la noticia: sólo encuentran unos trozos de madera
quemados pertenecientes al ataúd. ¡Llanto y dolor resignado; la han quemado!
“Todo el mundo está en ti como en una gavilla”. Cierto, Dios tiene “su hora”
para ensalzar a los humildes.
1981. Cementerio de la Congregación.
El Dios sorprendente de la Biblia se deja sentir en el hoy. En Zaragoza, el 19
de febrero, sor Soledad Díaz, Sierva de Jesús, desvela lo impensable; “Cuide,
en Valencia, en el año 1952, a un enfermo difícil. Dios toco su corazón y me confió:
“De todo lo que hice en mi vida, lo que más me pesa es haber robado en
Barcelona el cuerpo de la madre Petra de San José”. “y es que a los pecadores
siempre nos molestan los santos”. “Por su fama de santidad no podían resistir
la veneración que el pueblo le tributaba”.
Tras las secretas averiguaciones
del Tribunal Eclesiástico, siendo arzobispo de Valencia monseñor, Roca
Cabanellas, fueron encontrados dichos restos en un campo de Puzol, Valencia, el
día 15 de julio de 1983. La Sagrada Congregación para la Causa de los Santos
declaro la autencidad de los restos el 11 de mayo de 1984. Fueron inhumados en
el camarín de la iglesia de San José de la Montaña. Valencia, donde reposan
desde el día 10 de agosto del 1984.
Al señor alias “Robasantos” y a
sus compañeros les toco un encargo difícil, pues traer un cuerpo muerto, aunque
sea de un santo, desde Barcelona a Valencia y en plena guerra civil, es algo
imposible. La robaron el 23 de julio 1936. Pero Dios Padre, rico en
misericordia, acogió a “Robasantos” en su gloria. Antes de morir se confesó y
comulgo de manos del padre Nadal Coll, SJ. Había sido alumno de los jesuitas y él
lo pidió así. Aunque a la hora de nona, la semilla fructifico. ¡Laus Deo!.
El pueblo de Dios detecto la
santidad de vida de madre Petra. Un hecho, entre muchos, confirma este sentir;
la milagrosa curación de la señora Pastora López Moya. Dicha señora se
encontraba en un estado preagónico debido a una hemorragia postparto muy
fuerte. Los médicos agotaron todas las artes para salvarle la vida. Un familiar
suyo invoca con fe a Madre Petra, y le pone en el brazo una estampa con una
reliquia de la Sierva de Dios. Los Doctores, por complacerla, acceden a su
petición y hacen el último intento. Madre Petra intercedió a Dios para esta
curación milagrosa que tuvo lugar el 31 de julio del 1951. Según los dictámenes
de los peritos, esta fue repentina, perfecta y duradera. El médico que la
asistió le dijo en aquel momento: “Publica este milagro, Pastora, porque Dios
una vez más ha querido manifestar su poder”.
El decreto de la aprobación del
milagro fue dado en Roma por su Santidad Juan Pablo II, el 6 de julio del 1993
y abrió la puerta para la beatificación que tendrá lugar en Roma, Dios
mediante, el próximo 16 de octubre del año del Señor de 1994.